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Old School...

Diablos, platicando con 2 colegas Raúl y Ginna, acerca del maravilloso mundo de la fotografía, y de que tan grato es hacer lo que hacemos, sin darnos cuenta se unió un amable, pero algo despiadado colega fotógrafo a nuestra charla.

Mientras compartíamos, algunas experiencias, tips y destrozábamos nuestro trabajo alegremente como solo unos desconocidos pueden hacerlo, y entre broma y broma nuestro nuevo amigo pregunto, ¿cuanto cobran ustedes por trabajo?, si, de la nada y sin aviso previo convirtió nuestra charla divertida y llena de risas en algo obsceno, no fue lo que pregunto, creo que fue el tono; de inmediato le respondí, que me invitará un trago, ya saben, para romper el hielo antes de ponernos cariñosos.

Raúl y Ginna le respondieron, como si ambos estuvieran en sincronía mental: depende del trabajo y de lo que necesite el cliente, yo me limite a sonreír y preguntar el nombre de nuestro nuevo curioso amigo; Soy Carlos nos dijo y entonces nos escupió su idea "llevó 18 años dedicandome a la fotografía y les pregunto esto para saber si valoran su trabajo, por que los jóvenes son la causa de que el mercado profesional de la fotografía este tan malbaratado".

Lo primera idea que cruzó mi mente fue que seguramente había peleado con su esposa o su desayuno había sido malo, rayos, el tipo en verdad estaba molesto, así que me interese en saber sobre su trabajo, por lo que pregunté por su book; Carlos de nuevo nos golpeo con otra de sus frases franca y evidentemente ensayada en la comodidad de su hogar, "Primero quisiera ver su trabajo, para evitar el plagio de ideas", fue en ese instante que me di cuenta, Carlos pertenecía a la vieja escuela, pero no la vieja escuela bonita, fiera y apasionada por la imagen en sí, me refiero a esa vieja escuela con secretos, conservadora y con miedo de revelar el circo maroma y teatro que tenemos que hacer algunas veces para obtener el resultado que esperamos en una fotografía, Raúl y Ginna no tomaron muy alegremente su comentario y se limitaron a sonreír y despedirse temporalmente.

Sin parar de reír lo invite a que caminara un poco por la exposición, y le dije: Carlos, compañero, yo valoro mi trabajo, lo selecciono, hago un acuerdo con mi cliente para saber que es lo que quiere y como puedo mejorar su idea, expongo mi precio e igual que una mujer de la vida galante espero para saber si podemos negociar de alguna manera el costo, pero nunca regalo mi trabajo.

Los fotógrafos jóvenes tenemos un mundo lleno de tecnología que hace mas eficiente y rápido nuestro trabajo, una fotografía nuestra puede estar en cuestión de minutos del otro lado del mundo, pasar de un fondo blanco a estar cara a cara con el Papa y permitirnos jugar tanto como nuestra creatividad nos lo permita con una o varias imágenes, desde mi punto de vista no creo que los jóvenes malbaratemos el mercado fotográfico, el costo que cada uno de nosotros le demos a nuestro trabajo depende del lugar donde trabajemos, nuestro cliente, pero más importante que eso, la dirección que esperamos que tomen todas esas ideas que materializamos en nuestras fotografías.

Es un mundo grande lleno de ideas de todo tipo, no discutamos por quien cobra más o quien cobra menos, si somos fotógrafos, disfrutamos de estar pegados a nuestra cámara y que nos paguen por hacer lo nuestro es lo mejor del mundo, valoremos nuestro trabajo y disfrutemos lo que hacemos, por que al final del día lo más importante es haber encontrado esa imagen, que nuestro cliente pueda recordar por siempre (o hasta que duré la fotografía).

Buen inicio de semana!!!!

Por si se lo preguntaban, después de nuestra breve charla, Carlos desapareció entre la multitud y no pude despedirme de el...
10:22

Comenzando de nuevo...



Aveces no les sucede que pasan días corriendo de un lado a otro haciendo lo que tanto les gusta sin tiempo de pensar en nada más, pero cuando tienen unos minutos para recuperar el aliento y mirar lo que han hecho, hay momentos en los que su trabajo parece necesitar de un cambio, hacer las cosas de otro modo.

Tal vez, conforme vamos acumulando ideas y el trabajo nos pide más tiempo que una esposa con diez hijos, nuestro cuerpo y nuestra mente se automatizan, vemos algo que nos gusta y de inmediato buscamos obtener la mejor instantánea del momento y esa misma acción se repite una y otra vez sin darnos cuenta, pero esa misma curiosidad y necesidad por estar buscando la imagen del día, aveces me deja un poco seco.

Es por eso que me gusta salir a caminar y tomar un descanso, buscar la inspiración sin matar la creatividad, miro a mi alrededor y busco ideas, una vez que llegan a mi mente, igual que mensajes subliminales en comerciales de Coca Cola, tomo a mi nena, coloco la Compac Flash y regreso a torturar el obturado de mi cámara.

¿De que forma se inspiran ustedes?.